Una amiga que había conocido hace unos años nos ha dejado para poder estar más cerca de su madre que ya tiene una edad. Esta chica había llegado a mi ciudad porque se había hecho una novia a la fuga como en la película de Julia Roberts y no quiso casarse con el novio que tenía en Valladolid y por eso huyó hasta mi ciudad. Casualmente conocimos a esta chica en las primeras semanas que vino a vivir aquí, y enseguida conectamos porque vimos que teníamos muchas aficiones comunes. Y salvo por el trabajo que tenía en una clínica dental en la que mayormente la explotaban trabajando siempre me reconoció que nunca se había sentido tan cómoda en una ciudad como lo había estado en la nuestra. Algo que me pareció normal, porque hay un cambio abismal entre Valladolid y mi ciudad. En Valladolid hace mucho frío en invierno y no tiene mar y para mi esas dos son motivos suficientes para no querer vivir allí, ya que al estar acostumbrado a vivir al lado del mar veo imposible que me pueda cambiar a una ciudad de secano en la que te congelas.

Al final esta amiga mía se fue para Santiago de Compostela que es donde vive su madre desde siempre, allí encontró trabajo en unas clinicas dentales de santiago de compostela, donde al parecer está muy contenta y no le hacen trabajar tanto como en la que trabajaba cuando estaba viviendo en mi ciudad. La voy a echar de menos pero por lo menos no la tengo tan alejada de mi casa y puedo coger el coche cuando quiera e ir a verla hasta Santiago, aunque no me guste mucho ir allí porque siempre está llena de turistas y de peregrinos que terminan el camino de Santiago. Espero que le vaya muy bien, y que su madre también esté bien, pero no sé cómo hará para convivir con su familia después de vivir casi veinte años sola y sé por experiencia que eso de volver a casa no suele ser tan sencillo como la gente piensa en un principio.

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paco