Sabiamente escogido, el tocado concentra el refinamiento, la naturalidad y el buen gusto que interesa en una primera comunión. Cierto es que las diademas, cancanes y otros accesorios también elevan el valor estético de la indumentaria en estas ceremonias. Pero los tocados para comunión para niñas aportan un plus gracias al elemento floral, tan ligado a esta celebración religiosa.
Las flores son adornos inseparables de una primera comunión, evento que se celebra tradicionalmente el mes de mayo, cuando la primavera está en su apogeo. La carga simbólica de lirios, margaritas y otras especies también justifican su uso en tocados, a los que agrega un toque de inocencia y encanto.
Las diademas son un accesorio compatible con los tocados de flores. De hecho, muchas de estas elaboraciones se sirven de este soporte para dar solidez a su estructura y aumentar su elegancia. Además, las diademas son especialmente apropiadas para las niñas y no generan incomodidades ni molestias.
Otro accesorio popular en tocados es el pasador, una pieza alargada que cumple una función similar a la horquilla, aunque de diseño más sofisticado y creativo. Se adapta a la perfección a los recogidos, moños y otros peinados, maximizando la frescura y evitando que los adornos florales se descompongan con el movimiento.
Además de las diademas, pasadores y tocados de flores, el look de las pequeñas comulgantes puede embellecerse con accesorios como el cancán de comunión. Este complemento realza cualquier vestido. Indirectamente, el cancán mejora la movilidad de las piernas y reduce los tropiezos y caídas.
Los fajines, por su parte, son probablemente el accesorio más popular en vestidos de comunión. Se define como una banda o ceñidor que decora la zona intermedia del torso y suele confeccionarse en colores y estilos que armonicen con el tocado, la diadema, los lazos y otros elementos.