Los salones minimalistas están de moda porque actualmente poca gente tiene tiempo para limpiar y adecentar aquellos salones recargados de antaño. Por eso, los cuadros de las paredes han sido sustituidos en muchos casos por canvas mucho más fáciles de limpiar o incluso por vinilos, los cuales una vez colocados ya no tienen ningún tipo de mantenimiento.
Lo mismo sucede con los complementos En muchos casos, las alfombras de pelo han sido sustituidas por otras de bambú que incluso se pueden fregar, lo que facilita mucho su limpieza. Y los cortinones y cortinas ahora son reemplazados por estores o por cortinas venecianas de madera, muy elegantes pero a las que solo es necesario pasar un paño humedecido con un limpiamuebles jabonoso.
Los tapizados de los sofás también se han vuelto más prácticos. Ya pocos escogen la delicada polipiel de antaño o las telas blancas que se ensucian con solo mirarlas. Generalmente, se buscan telas sufridas, en las que no se noten demasiado roces ni manchas y que además, acepten una limpieza rápida. Por ejemplo, la aspiradora con un cepillo especial para tapicerías, algo que no se puede hacer con las telas muy delicadas.
Hace pocos años la mayoría de la gente tenía una buena cantidad de libros en casa, incluidas enciclopedias de infinitos tomos. Estas ocupaban todo el mueble del salón junto con una gran cantidad de figuras y de recuerdos. Actualmente, nadie tiene enciclopedias porque pueden encontrar toda la información que necesitan en Internet.
Lo mismo sucede con los libros. Cada vez son más los que renuncian al libro de papel ya sea por una cuestión de espacio ya sea por una actitud ecológica. Al final, todo se almacena en un disco duro pequeño de tamaño pero enorme en su capacidad, que contiene toda la música, cine y literatura que se pueda desear.
Por eso, los muebles son mucho más sencillos. Las televisiones planas se cuelgan de la pared y en muchos casos solo escogen un pequeño mueble para la parte inferior en el que colocar los aparatos de sonido adicionales.
Esto hace que se gane espacio en la habitación, que todo se vea más amplio y luminoso y que, además, la limpieza diaria sea muy rápida y fácil de realizar. Y todo sin perder elegancia ni estilo, aunque entendidos de una manera totalmente diferente a cómo lo interpretaban nuestros padres y nuestros abuelos.
