Siempre que me hacen una entrevista me preguntan lo mismo, pero ya no me siento ofendida como antes. Sé el tiempo que le dedico a mi profesión y ya no me importa que se dude de mí. Ahora todo el mundo quiere ser influencer, y me parece bien, pero muchos no saben el tiempo que lleva cuidar y proyectar la imagen a través de redes sociales y por los canales tradicionales.

Yo vivo de mis seguidores pero también de las marcas que confían en mí. La mayoría de mis sponsors y patrocinadores son firmas vinculadas a la belleza y al fitness por lo que cada imagen que subo a mi cuenta de Instagram debe estar muy cuidada para responder a lo que se espera de mí. Mi día a día es mucho menos ocioso de lo que creen muchos de mis seguidores: ellos piensan que con sacarme un par de fotos al día ya he cumplido. Pero no es así.

Dedico al gimnasio dos horas todos los días. Es imprescindible para mantener mi figura cuidada. Uno de mis sponsors es una marca de suplementos alimenticios y de productos para quemar depósitos grasos. Soy muy profesional con mis patrocinadores, pero también muy respetuosa con mis seguidores: por eso siempre pruebo los productos antes de promocionarlos. No sería justo que anunciara un producto si no estoy segura de que funciona.

En cuanto a las imágenes y videos que subo a redes sociales, debo decir que tengo contratada a una fotógrafa profesional. Ninguna de las fotos que aparece en mi cuenta (salvo alguna que hago yo) me salen gratis. Pero es lo que tengo que hacer: mi imagen es mi trabajo y necesito un profesional que me ayude en este aspecto.

Y luego están la relación con los medios y con las marcas. Debo acudir a presentaciones y eventos de todo tipo para seguir proyectando mi imagen más allá de las redes sociales, como por ejemplo a la presentación del producto para eliminar depósitos grasos. Por eso cuando me preguntan que si ser influencer es un trabajo respondo con un rotundo sí: le dedico más de 40 horas a la semana.

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paco