La práctica de deportes y otras actividades de ocio aumenta su frecuencia durante el periodo estival, hecho que propicia un incremento general de las lesiones y, en particular, de los traumatismos dentales. En respuesta a esta amenaza, disponer de una póliza dental adeslas ahorra incontables molestias a los afectados.

A diferencia de las enfermedades orales comunes, el traumatismo dental engloba cualquier lesión en una pieza dental derivada de una colisión o impacto directo. Las caídas, choques con objetos o personas y otros accidentes están detrás de la mayor parte de estos traumatismos.

El desplazamiento de un diente o luxación es uno de los traumatismos habituales en verano. Se produce cuando la pieza dental ha sufrido un impacto y perdido su posición original, sin desprenderse. En este caso y en los siguientes, la recomendación es acudir al odontólogo de confianza con la mayor brevedad.

La caída del diente o avulsión, por su parte, es una consecuencia fatal de un impacto severo en la dentadura. Tras cortar el sangrado y aplicar los primeros auxilios, debe procederse a recuperar —si fuera posible— el diente perdido y a conservarlo en un recipiente con agua o suero salino. En determinados casos, el diente puede reimplantarse, pero el pronóstico es generalmente negativo.

A raíz de una colisión, el diente puede fracturarse o astillarse y quedar roto a la vista. Es una lesión antiestética para el afectado si la pieza dañada se corresponde con un incisivo, un colmillo y otro diente visible. En la clínica dental suele proponerse, como remedio, las carillas dentales, la incrustación o el esmalte dental.

Dada la gravedad de estas lesiones, se recomienda extremar la precaución a la hora de realizar actividades al aire libre. En concreto, los menores de edad acertarán al utilizar protectores bucales si realizan deportes que les expongan a sufrir caídas y golpes.

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paco